El tabique nasal es la estructura de sostén más importante de la nariz, y además es el responsable de la aparición de la obstrucción nasal la mayoría de las veces, cuando se encuentra desviado o desplazado por algún traumatismo.
En el curso de una rinoplastia actuamos sobre el tabique nasal en diferentes momentos, aunque el paciente no tenga obstrucción nasal y desviación septal:
-Cuando queremos bajar el caballete, estamos resecando su borde superior cartilaginoso y óseo.
-Cuando tenemos una nariz larga, acortamos su borde caudal cartilaginoso.
-Cuando tenemos una nariz torcida hacia derecha o izquierda, es imposible corregir dicha nariz sin actuar previamente sobre el tabique nasal.
-Cuando hacemos osteotomías para estrechar el ancho de la nariz, estamos actuando indirectamente sobre el tabique nasal.
– Finalmente, cuando tenemos que corregir una desviación del tabique nasal que condiciona obstrucción nasal, es obligatorio corregir previamente dicha desviación en el mismo acto quirúrgico, y siendo muy conservadores, pues es el punto de sostén más importante de la nariz, sobre todo en su parte móvil o cartilaginosa.
Otro problema que puede surgir en cuanto a la intervención sobre el tabique, es el contrario, es decir cuando existe una desviación moderada del mismo que no condiciona mucha obstrucción nasal y no es corregida quirúrgicamente en el transcurso de una rinoplastia. En esos caso corre el peligro de aparecer una obstrucción nasal después de la rinoplastia por estrechamiento de las válvulas nasales.
Como conclusión, en la actualidad no se concibe una buena rinoplastia sin un conocimiento y actuación correcta sobre el tabique nasal, que debe ser corregido en unos casos, y respetado en otros.
La rinoplastia abierta es la única técnica que permite hacer correcciones de ciertas deformaciones del tabique, sobre todo las que afectan al área valvular, imposible de corregir mediante abordajes cerrados.